Se calcula que unos 5.000 presos aguardan en los corredores de la muerte chinos a ser ejecutados este año. En los próximos meses, los condenados en Pekín comprobarán la imparable modernización que viene experimentando su país. Pero, en el caso de la pena capital, no supone su derogación, sino la sustitución del tristemente famoso tiro en la cabeza por una más «humanitaria» inyección letal.
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«Como este método de ajusticiamiento es el más popular en los países donde rige la pena de muerte, China se adaptará a él, ya que está considerado más humano y reduce el miedo y el dolor del criminal en comparación con el fusilamiento», explicó al periódico oficial «China Daily» el director de la Oficina de Investigación del Tribunal Supremo Popular, Hu Yunteng.
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A partir de ahora, los verdugos de las cárceles serán entrenados en la administración de la inyección letal a los reos, que serán puestas en práctica en Pekín a finales de año y luego se extenderán a todo el país. En la capital china ya se ha construido un centro de ejecuciones cerca de una prisión que alberga a la mayoría de los condenados a muerte de la ciudad, pero también se podrán aplicar los ajusticiamientos en las bautizadas como «furgonetas de la muerte».
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A la cabeza de ejecuciones
Dichos vehículos policiales, fabricados en la sureña ciudad de Chongqing, son unas siniestras ambulancias negras dotadas de todo el equipamiento necesario para ejecutar a los condenados.
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Aunque la inyección letal, utilizada en Estados Unidos, parece un sistema más seguro, limpio y humanitario de quitar la vida a un hombre, distintas organizaciones como Amnistía Internacional ya han criticado su adopción por parte del gigante asiático. En primer lugar porque China es, con diferencia, el país que más presos ejecuta al año, con 1.700 de los 2.400 ajusticiados en todo el mundo en 2008. Y eso, al menos, sólo oficialmente, porque los tribunales chinos condenaron el año pasado a muerte a 7.000 personas mientras que, según otros cálculos, las ejecuciones podrían llegar a las 10.000.
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En los últimos tiempos, además, distintas organizaciones prohibidas en China, como el culto «Falun Gong», han denunciado que sus miembros son ejecutados para luego extirparles los órganos, que son vendidos al mejor postor en el corrupto sistema sanitario del país. En este sentido, la incorporación de la inyección letal y de las «furgonetas de la muerte» puede alentar dicho tráfico de órganos, ya que tales vehículos disponen de un completo material médico y quirúrgico.
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En 2007, y para mejorar su imagen de cara a los Juegos Olímpicos de Pekín, China reformó las leyes para que todas las sentencias de muerte fueran revisadas por el Supremo, lo que supuso una reducción de las ejecuciones. Y es que en los últimos años se habían destapado numerosos errores judiciales en los que inocentes confesaban crímenes que no habían cometido por las torturas a las que los sometía la Policía durante los interrogatorios.