
El número 8, el que recientemente lucieron Míchel o Mijatovic, pertenece ahora a Ricardo Izecson dos Santos Leite, Kaká, presentado en el Santiago Bernabéu ante unos 30.000 aficionados (50.000 según fuentes del club), entregados todos a la nueva estrella de Florentino Pérez, que le definió como un jugador “único y especial”.
El Fondo Norte del Bernabéu, absolutamente lleno, se entregó con su nueva estrella, que recibió las ovaciones con algo de timidez y debió cortar su vuelta al estadio debido a la excesiva pasión de los aficionados, que se tradujo en la caída de dos vallas de seguridad.
Ese fue el único incidente de una presentación sin fuegos artificiales ni toques de balón sobre un césped pasto de las excavadoras en la última semana. Comenzó con seis minutos de retraso debido a la cola de aficionados que aguardaban a entrar en el estadio y duró apenas un cuarto de hora.
En ese corto espacio de tiempo se repartieron la ovaciones entre Florentino Pérez, gran responsable de su llegada, Alfredo di Stéfano, que saludó con su bastón al aire, y el gran protagonista, que respondía con la extremada educación de un chico intachable para la mayoría de las madres.
Aplaudía Kaká con las manos por encima de la cabeza, apretaba la mano de Di Stéfano y se abrazaba con más calor con Florentino. Le pidieron que ‘botara’, pero no pareció o no quiso comprenderlo. Quizá se ilusionara con esa pancarta que rezaba “We belong to Kaká”, en alusión al religioso lema del futbolista, confeso devoto de Jesucristo.
Se fotografió también con el niño premiado en un ‘sorteo’ previo, un chaval que no llegaba a la decena y que podrá presumir ante sus amigos de tener la firma y la camiseta de su nuevo ídolo. Y en el fervor popular se lanzó Kaká a chocar su mano con la gente, pero como queda dicho, los guardias de seguridad debieron intervenir. Y Manuel Redondo, flamante Director General de Presidencia, decidió a pie de obra que había llegado el final.
Así que se marchó Kaká a cambiar la camiseta por un traje negro, con el que compareció ante la prensa. El primero en poner luz fue Jorge Valdano, director general y adjunto a la presidencia, que explicó que el ‘8’ lo había cedido amablemente Fernando Gago, deseoso de lucir el ‘5’ al que aspira cualquier mediocentro argentino.