
Ni la violencia, ni tampoco la mala suerte ha podido frenar al Real Madrid en La Romareda. Las patadas y los codazos de los jugadores zaragocistas no han servido para evitar la victoria merengue. Tampoco los palos (dos remates a la madera) y las intervenciones de Roberto han bastado para teñor de blaugrana el camponato. El conjunto merengue ha sabido ganar y lo ha hecho apostando por el toque y el buen trato al balón de principio a fin.
Fue muy superior el Real Madrid durante los noventa minutos. Fue mejor con el esférico en su poder… y sin él. Lo único que no supo controlar fue la dureza rival y el pasotismo de Undiano Mallenco, que veía como volaban los codos y se quedaba sin señalar nada.
Dejando a un lado la labor arbitral y la violencia loca, podemos decir que en el minuto uno ya veíamos un guión muy claro de lo que iba a ser el encuentro. El balón era del Madrid, que atacaba a un rival temeroso, metido en su área y que sólo salía de ella para repartir leña, especialmente a Cristiano Ronaldo, que se llevó palos por todos los sitios, especialmente en el primer cuarto de hora, donde recibió hasta cinco faltas.
Justamente en el minuto quince, Van der Vaart tenía que dejar su sitio a Raúl. El holandés se había lesionado y no podía seguir. Demasiado pronto para dar entrada a Kaká. Resultado demasiado incierto como para dar entrada a uno de los Diarrá. Poco después, Suazo también se lesionaba, por lo que Colunga ocupó su ligar.
El Madrid atacaba y Guti asumía el papel de jefe en la zona de creación. Todas las jugadas pasaban por sus botas… y no defraudó. Tocó con criterio y buscó siempre la mejor opción, algo que no hizo Xabi Alonso, bastante gris en la tarde de hoy. En medio del dominio merengue, primera agresión del encuentro. Contini sacaba el brazo a pasear para golpear en la cara de Cristiano cuando ni siquiera pasaba el balón por ahí. El árbitro no señaló nada y el juez de línea tampoco.
Pese a todo, el equipo blanco no se dejó llevar por la agresividad local y siguió haciendo su juego. Cerca estuvo Raúl de poner justicia en el marcador, pero un remate suyo pegó en la madera ante la atenta mirada de Roberto. Un minuto después, nueva agresión del Zaragoza. Esta vez le tocó a Eliseu, que le dio un codazo a Casillas en las costillas. El portugués no llegó a un pase en largo de un compañero, pero sí se dio prisa para sacar el brazo a pasear. El árbitro volvió a quedar en evidencia mostrando tarjeta amarilla, cuando lo cierto es que la jugada requería una roja como una catedral. El propio Eliseu se sintió indignado y volvió a jugarse la expulsión segundos después, tras pisar a Marcelo cuando éste había cometido una falta. Y no, tampoco vio la roja.
El carrusel de patadas, pisotones y codazos le sirvió a los locales para parar el partido y frenar a un Madrid que era mejor y lo mostraba en cada jugada. Así se llegó al descanso, con un quiero y no puedo por parte de los hombres de Pellegrini… y un no quiero y tampoco dejo por parte del cuadro aragonés.
Ya en la reanudación, Raúl, aprovechaba una buena asistencia de Cristiano Ronaldo para anotar el 0-1 a placer justo antes de retirarse lesionado (lo sustituyó Benzema). Era el minuto 49 y el fútbol era justo con la imagen de unos y otros. El tanto del Siete no sentó nada bien a Contini, que volvió a agredir a un rival, esta vez a Higuaín, aunque ahora sí iba a ser expulsado por Undiano Mallenco.
Todo hacía indicar que el partido ya estaba cerrado. El Madrid ganaba y el Zaragoza estaba con diez. Un escenario inmejorable para el conjunto merengue. Pese a todo, Adrián Colunga aprovechó un despiste de la defensa visitante para regatear a Casillas y poner el 1-1 a falta de media hora. La Romareda explotaba y los jugadores de Gay soñaban con sacar algo positivo ante unos Galácticos que se fueron poniendo nerviosos con el paso de los minutos. Y es que, el palo y Roberto volvieron a salvar al cuadro maño.
A falta de quince minutos, y cuando el título viajaba ya a Barcelona, Pellegrini se la jugaba dando entrada a Kaká en lugar de Gago. El brasileño respondió con creces. El primer balón que tocó fue para crear una ocasión de gol. El segundo, para asistir a un compañero dentro del área. Se mostraba activo desde el primer segundo y con ganas de silenciar a todos aquellos que lo critican. Soñaba con ser decisivo… y lo fue. Lo fue en el sprint final. Lo fue gracias a una gran asistencia de Cristiano. Y lo fue porque tuvo la sangre fría necesaria para lanza un disparo cruzado ante el que nada pudo hacer Roberto. Kaká volvía a señalar al cielo y a festejar un gol con la camiseta merengue. ¿El gol de la Liga? Ya veremos…
Fuente: Goal.com