Ya le estaban buscando refugio. El exilio era más probable que su estadía en el banquillo mundialista. Diego Maradona se asustó y en serio. Es que su arma más peligrosa, acaso en quien deposita todas sus esperanzas, debió abandonar el entrenamiento esta tarde por un golpe en la rodilla.
Ni más ni menos que Lionel Messi tuvo que dejar el entrenamiento. El delantero del Barcelona sufrió un golpe tras culminar una de sus jugadas habituales, con regates en velocidad.
La Pulga encaró, encaró y encaró con el balón atado a sus pies, pero cuando decidió rematar… apareció el dolor. Los médicos corrieron de inmediato para asistirle, y todos temieron por algo aún mayor a lo realmente ocurrido.
Se dijo que Messi tenía una rotura fibrilar, luego una contractura, y hasta en varias oficinas de la ciudad de Buenos Aires corrió un rumor poco grato. “Messi se fracturó”, y frases de ese tipo se oyeron en muchos ámbitos laborales, producto de la desinformación que se generó con esta lesión del argentino.
Por suerte para el Barcelona, para la Argentina, para Maradona y para el fútbol en sí, el mejor de todos está golpeado pero sano. El Pelusa respira aliviado.