Henry Allingham, el hombre más viejo del mundo y uno de los últimos supervivientes de la Primera Guerra Mundial, murió a la edad de 113 años, en Inglaterra.
Allingham, que una vez, justificó su longeva vida con “cigarros, whisky y mujeres muy, muy salvajes”, murió mientras dormía en la residencia de St. Dunstan cerca de Brighton, en el sur de Inglaterra.
“Murió pacífica y cómodamente mientras dormía. Fue un día triste. Estamos todos muy tristes. No había nada concreto, tenía 113 años”, informó un portavoz de la residencia donde vivía.
Allingham, que se convirtió en el hombre más viejo del mundo en junio tras la muerte de Tomoji Tanabe en Japón, tenía cinco nietos, 12 bisnietos, 14 tataranietos. Uno de sus tataranietos tiene un hijo.
Nació en 1896, el año en el que Henry Ford creó el Ford Quadricycle, antepasado del auto actual. Su vida se prolongó tres siglos y vivió 113 años y 42 días. La reina Victoria aún seguía en al trono cuando él era un chico.
Durante la Primera Guerra Mundial sirvió con las fuerzas navales, con la que libró una batalla en Jutlandia, la más importante en el campo naval de esa contienda. Después pasó a formar parte de las fuerzas aéreas, cuando se crearon al final de la guerra en 1918. Era el último miembro vivo fundador.
El primer ministro británico, Gordon Brown, que conoció a Allingham el día de la conmemoración de los veteranos, dio el pésame a su familia.
“Tuve el privilegio de ver a Henry muchas veces. Era un personaje tremendo, uno de los últimos representantes de una generación de personajes tremendos”, dijo Brown.
Una portavoz del Palacio de Buckinham informó que la reina Isabel II estaba triste por la noticia de su muerte. “Era miembro de una generación que sacrificó mucho por todos nosotros. Los pensamientos de la Reina están con su familia en estos momentos”, declaró.
La mujer de Allingham, Dorothy, con quien se casó en 1918, murió en 1970 tras más de 50 años de matrimonio. Allingham sobrevivió a las dos hijas que tuvo con ella, pero su extensa familia sigue, y la mayoría de sus miembros viven en Estados Unidos.
Hacia el final de su vida, Allingham sacó partido a su historia y se dedicó a informar a los jóvenes sobre la Primera Guerra Mundial. Los que le escucharon hablar resaltaron la fuerza de su memoria y su voz firme.