
Por: Sonia Toro Ortiz
Son las 16:56 de la tarde y todavía siento ese sabor amargo que me dejo la impresión de ver que pueden existir en el mundo personas sin alma y más aun sin corazón en el sentido de que no les causa dolor al dejar en el total abandono a un ser que sin poder defenderse no le queda más que esperar que alguien venga por el o por ella.
Hoy al visitar el albergue de niños “Santa María Josefa” ubicado en el distrito de Ferreñafe me encontré con un mundo totalmente diferente del que suelo convivir diariamente, niños y niñas acogidos por el albergue, muchos de ellos con secuelas de maltrato adquiridas por sus malos padres y que luego los dejan abandonados.
Ahora están a cargo de las dominicas; personas bondadosas y pacientes que se han convertido en sus protectores, ellas asumen esta labor brindándoles alimentos, ropa, hogar y calzado; se dedican de pleno para que no les falte nada, ya que cada niño y niña necesita de un cuidado único, ya que hay varios niños especiales.
El albergue ya tiene 11 años que se sostiene gracias al apoyo que reciben de diversas instituciones, actualmente hay 28 angelitos; pero el número puede variar de un día a otro ya que siempre hay situaciones de abandono y algunos de ellos son adoptados.
Este día fue gratificante llevarles un momento de alegría en donde se hizo un show infantil y se les hizo entrega de regalos y víveres, evento que fue organizado por los alumnos del III de Contabilidad de la Universidad Señor de Sipán, gracias a la iniciativa del profesor Luis Manuel Súclupe Quevedo.
Finalmente pedir a todos tomen conciencia al momento de traer un hijo al mundo, ya que ellos no deben pagar por los errores que cometen los adultos.