Por Efraín Trelles
Al día de hoy el nivel de Juan Aurich es abiertamente superior al de los “compadres”. Eso es natural, pues el cuadro chiclayano ha tenido que acondicionarse diferente, acortando etapas y optando por un micro ciclo a fin de poder obtener ritmo a tiempo.
De cara al futuro escarlata en la Libertadores, la factura puede tocarle la puerta cuando los partidos definitorios coincidan con los del torneo local. Mi mayor deseo es que Luis Fernando Suárez y su gente tengan suficiente gas como para terminar jugando esta fase de la Copa al mismo son. No será fácil, además, porque ahora los rivales le jugarán diferente, pero el solo hecho de ver a Reimond Manco en Matute ya alegra el verano.
Alianza Lima empieza a enrumbarse. Lo mostrado en el clásico se deberá evaluar mejor hoy ante Melgar. Pero lo mejor es que Alianza llegará a La Paz no solamente con casi diez días en altura, sino adaptándose de manera progresiva.
Lamentablemente el clásico no sirve como referencia para medir si Alianza ya se encuentra a punto, porque Universitario simplemente no apareció en el campo de juego. ¿No querían jugar los cremas por un tema de derechos televisivos? (el empresario no permitía el acceso de CMD, y hasta las cinco de la tarde el clima era totalmente enrarecido).
En la “U” trabajan el tema físico de manera diferente y pensando en el largo plazo. Por eso están troncos, aunque además estuvieron ‘amoscados’ ante Alianza. La idea es que para el jueves hayan encontrado ritmo y puedan sacar adelante un resultado manejable. Lo que no hay, no se inventa. No está ‘Ñol’, no hay nadie diferente, mucho menos Ramírez. ¿Qué se impone? Volver a hacerse sólido desde atrás y aguantar. ¿Superman, estás ahí?