
En las difíciles se ven los hombres. Y demostraron los once del Real Madrid. La Liga tuvo al Barcelona de campeón virtual por más de media hora y cuando nada hacía parecer que el destino que el resultado cambiaría, aparecieron los hombres. Los mismos que lucharon en el Bernabéu para ganar un round más.
El Madrid mostró actitud desde el primer momento, pero como en toda la temporada, no llegó a cuajar un buen trabajo de conjunto. Sus ganas y los arrestos individuales de sus estrellas eran las armas. Cuatro minutos tardó Cristiano en avisar con un tiro de fuera del área cruzado y a ras del césped que contuvo Iraizoz. Y a los 9, el luso volvió a desperdiciar un centro de Xavi con un cabezazo que se marcho a las nubes.
Y vino el gol, sin demostrar demasiado fútbol pero si mucha autoridad. La misma que tenía el colegiado para marcar un penalti por una mano de Amorebieta que significó romper el partido. Penalti y expulsión para el vasco. La reglamentación del Villarato no suele concordar con el reglamento de la FIFA. Mano sin intención y expulsión excesiva. Sin dudas, la jugada que condicionó el encuentro, fue obra del colegiado Muñiz Fernández. Protesta de los Leones que quedará en anécdota incluída y gol de Ronaldo a los 21 de penalti que invitaba a soñar.
Entretanto el Barcelona ya ganaba desde el minuto 5 y el Bernabéu esperaba en silencio, agazapado. Falta directa de Ronaldo, y tapada de Gorka. Otro tiro cruzado de CR9 cuando promediaba la media hora que se marchó cerca del poste. Algún remate de Higuaín y un Gago sorprendente que lanzó a la escuadra desde fuera. Todo era blanco menos la sensación de que lo fuera.
El Bilbao se ordenó como suele hacerlo y esperó su chance, y la tuvo. El empate de Yeste luego de una gran apilada y definición a los 40 puso en realidad a los blancos. Se iba la Liga porque el equipo no funcionaba como conjunto y porque sobraba la situación de tener un jugador más en el campo.
La segunda parte empezó como se esperaba. Con el Madrid en tromba, sabiendo que se escapaba la Liga, y el Athletic ordenado a la espera de su oportunidad. Gran remate de Granero que volvió a estrellarse en el larguero, un cabezazo de Marcelo que pudo ser el desahogo y se marchó apenas afuera y una galopada de Toquero que finalizó con un remate que San Iker contuvo con los pies. Se sufría, el tiempo pasaba, el orden vasco no parecía que podía caer a pesar de algún esfuerzo individual de los blancos.
A los 63 lo tuvo Higuaín pero su tiro volvió a ser repelido por Gorka y cinco minutos más tarde, el Pipita a pase de Benzemá volvió a errar. Todo hacía pensar que lloverían los comentarios que tildan a Higuaín de no convertir en partidos decisivos, pero el argentino demostró su clase y en la más complicada de las jugadas, a la salida de un corner, metió su cabeza al gol que hizo estallar al Bernabéu. Iban 72 y los blancos podían volver a respirar.
Luego llegó el vendaval de la corajeada de Ramos a los 79, el pase de Kaká a Benzemá dos minutos después y el error de Gurpegui que cedió a Marcelo para que anotara a los 88 el definitivo 5-1. Demasiado premio para los blancos y demasiado castigo para los vascos. Belleza para la Liga que vive una jornada más de suspenso. Ilusiones para el Real Madrid que siempre muestra la casta cuando parece que todo está perdido y saca un milagro de la chistera.
Pero un campeón debe mostrar algo más que un par de cojones, cuatro o cinco individualidades, y una idea de juego marcada por el corazón. Un gran club, que si en la última jornada no puede conseguir la liga de los Récords, al menos quedará en la historia por ser el equipo con más victorias en el certamen. Valga de consuelo para la cartera de Florentino…
Por Ariel Blanco