Los equipos latinoamericanos han revolucionado la Copa del Mundo con la clasificación a octavos de final de 6 equipos, ofreciendo incluso un fútbol ofensivo y de alto vuelo, que sobresale ante el fracaso africano en “su” torneo y Europa en plena crisis.
Entre los puntos destacados aparece en primera fila la Argentina de Diego Maradona, de la que se esperaba menos tras su llegada angustiosa a Sudáfrica, pero respondió con tres triunfos contundentes y un Leo Messi perfilado para graduarse como mejor jugador del planeta.
Venció 1-0 a Nigeria, 4-1 a Corea del Sur y 2-0 a Grecia, pasando revista prácticamente a todo su plantel, incluida una diana del ídolo veterano Martín Palermo, y una delantera mortal integrada por Gonzalo Higuaín, goleador del torneo con 3 tantos, y un Messi que regala magia. Su cuenta pendiente es el gol.
Para el técnico albiceleste “la explicación que se puede dar de porqué están bien los sudamericanos (…) la clasificación es mucho más competitiva que en Europa. Ecuador podría estar sin ninguna duda. En cambio en Europa juegan contra Islas Feroe…”.
De hecho, Uruguay, que vuelve a octavos tras Italia-1990, tuvo que pasar por un repechaje sufrido frente a Costa Rica para sacar pasaporte a Sudáfrica.
Con un fútbol más práctico, Uruguay también dio su recital, especialmente con un doblete de buena factura de Diego Forlán ante Sudáfrica que allanó su pase a octavos, sellado como líder de grupo con el golazo de Luis Suárez frente a México.
“A ver si ahora nos dan cinco cupos”, tiró irónico Forlán, poniendo en debate que un sudamericano deba eliminarse directamente con otro de la Concacaf, confederación que ha dado la talla una vez más con el pase a octavos de dos equipos de tres: México y Estados Unidos.
Sin Kaká encendido, Brasil sigue adelante a paso firme, aunque su deuda pendiente es algo de “jogo bonito”, además de resultados positivos.
En cambio, Paraguay entusiasma. Primera de grupo delante de Eslovaquia y sin ceder nada ante el campeón mundial Italia, el conjunto de Gerardo Martino va por más: alcanzar por primera vez los cuartos.
Chile, con un juego “versatil” según elogió Kaká, revolucionó con su fútbol de ataque y presión constante que le imprime Marcelo Bielsa.