Unión Alfonso Ugarte salió al campo del Basadre con uniforme sustituto: camiseta amarilla, pantalón azul, medias blancas. Buena decisión para evitar confusiones con el rival de turno, como ocurrió la semana pasada en Juliaca. Recibió al cuadro local un importante marco: Occidente a un 80% de su capacidad, Oriente repleta en su bandeja baja y la popular Sur casi copada.
Wilber Ramírez, Miguel Arrazábal y Héctor Quintana, los tres jugadores de Diablos Rojos envueltos en fuerte polémica por el fallo que los inhabilitó de la Copa Perú, finalmente no fueron de la partida pese a que los dirigentes juliaqueños habían señalado que su apelación había sido aceptada por la FPF. Así, el ‘Gato’ Espino salió con un 4-cuadrado-2 en el que el veterano Dagoberto Goyzueta acompañó a Carlos Zúñiga en el ataque.
El cuadro local salió encendido y metido en el partido para asegurar el gol que le diera la clasificación. Asustó un sinnúmero de veces en los primeros 20′: primero Pérez, luego Velasco, un tiro al palo de ‘Chiqui’ Zevallos y luego hasta una chalaca del mismo Velasco que pudo ser gol. Todos los intentos se frenaron cuando de forma inocente, Powel Plascencia se hizo expulsar con una inocente doble amonestación consumada con una mano que hizo que Henry Gambetta lo enviara a las duchas.
Diablos Rojos se paró mejor luego de la expulsión, aprovechando que Dioscórides Gonzales, quien fue enviado a cubrir el carril dejado por Plascencia, no se acomodaba al puesto. Russo Ortega pudo convertir con golpe de cabeza, pero su tiro se fue largo. Fue entonces, cuando mejor jugaba la visita, que se movió el marcador en el otro arco: apareció Carlos Yucra, en jugada individual, para entrar por el centro y batir a Ramírez.
Ugarte se recompuso con el tanto y el Basadre comenzó a vibrar: la ventaja les daba la clasificación directa a Cuartos a los de Gregorio Albarracín. Pero el mutis volvió a los pocos instantes: cuando expiraba el primer tiempo, Dagoberto Goyzueta se hizo una de lujo sacando a relucir toda su experiencia. En el borde del área, bailoteó sobre el balón y confundió a sus marcadores, para luego enviarla cruzada, inatajable para el meta Salazar. Gol sicológico, que le dicen, a poco de ir a vestuarios y para volver a poner a Diablos arriba en el global.
Ugarte salió al complemento con la presión encima, y eso se notó en la desarticulación táctica de algunas de sus líneas. Ortega tuvo una opción y el Basadre comenzó a temer lo peor; pero una vez más en el partido, ocurrió lo impensado. Carlos ‘Chiqui’ Zevallos se internó por el medio de la zaga calcetera, la agarró mal parada y, luego de eludir al mismo portero Ramírez, definió a placer para poner el segundo. Ahora se forzaba la definición por penales.
Diablos, no obstante, no se desesperó. Sabía que el gol de Goyzueta era el piso necesario para manejar el resultado, y así se manejó. Héctor Berrío, en cambio, movió demasiado rápido las fichas: hizo entrar a hombres de marca como Salas -algo subido de peso- y Castamán. Justo cuando había agotado los cambios, se dio la nueva vuelta de tuerca: Ortega llegó, como siempre, proyectado al ataque para cerrar un contragolpe, y ‘Don Pedrito’ lo hizo con éxito. Diablos Rojos estaba en la semifinal con el 2-2.
El segundo gol calcetero terminó de aniquilar los ánimos albarracinos. A Ugarte ya no le bastaba con desnivelar, sino que tenía que meter dos goles más. Espino, a diferencia de su colega Berrío, todavía tenía los tres cambios por agotar y así lo hizo. Con Christian Burga -“Burga el bueno”, bien calificado así por la narración de nuestro colega Braulio Aguilar de Radio Uno de Tacna- con un generosísimo despliegue en la marca del mediocampo, los de Juliaca cerraron el partido. El empate desata la fiesta en el Altiplano para el sueño del retorno a Primera y cierra una importante campaña de los de Gregorio Albarracín en este torneo.
Fotos: Braulio Aguilar / Radio Uno de Tacna / DeChalaca.com